Esta es la historia de una persona que encontro la iglesia, y encontro una felicidad y una paz tan grande. Esta es lo que el Evangelio de Jesucristo puede hacer por todos.
La primera ves que vi a Oscar en la escuela el no me dijo de inmediato que era Mormón. Cuando empezamos hacer amigos fue cuando yo me di cuenta que Oscar no era el mismo que había conocido en el séptimo grado. El había cambiado de manera de pensar, hablar, y actuar. Parte de mi tenía la curiosidad de saber que fue lo que lo hizo cambiar, pero a la misma acepté que tal vez el cambio que miraba en él no era tan especial. Pronto me iba dar cuenta que el cambio que había hecho Oscar en su vida era lo más especial que existía. La primera vez que Oscar mencionó la iglesia fue cuando le estaba platicando sobre las cosas malas que me estaban pasando durante ese tiempo. Oscar me dijo que él también se sentía como yo me sentía, y que la única cosa que lo ayudó a sentirse mejor era el evangelio. El me mencionó la iglesia con un brillo en sus ojos, y yo noté que era algo muy importante para él, y que si le había ayudado mucho.
Oscar me invitó a la iglesia en varias ocasiónes, pero nunca tuve las ganas de ir, y enfrentarme con extranjeros y conocer de algo que nunca había escuchado. Llegó el día que decidé ir a visitar la iglesia de Oscar, y después de la primera vez que fui, los misioneros me invitaron a regresar, y me preguntaron si tenía tiempo para que ellos me pudieran visitar y enseñarme un poco sobre el evangelio. Nunca me imaginé que todo iba ser tan rápido, pero acepté la invitación, y esa misma semana regresé a la iglesia para que los misioneros me enseñaran un poco mas de la iglesia. La primera cita que tuve con los misioneros fue algo nuevo para mi. Mi intención de ir a la iglesia fue solamente para ir una vez y ver como era, pero nunca creí que lo que me iban a enseñar los misioneros me iba gustar tanto.
Cuando tuve mi primera cita con los misioneros, Elder Richins me preguntó si me quería bautizar, y yo de inmediato le dije que no. Era la primera vez que alguien me enseñaba sobre Dios y la iglesia, y me sorprendí que me habían preguntado tan rápidamente si me quería bautizar. Aunque me había asustado un poco porque me querían bautizar tan rápido, seguí haciendo citas con los misioneros y permité que me siguieran enseñando sobre el evangelio. Todo lo que me enseñaron me gustó mucho, lo acepté, y en el tiempo que los misioneros me estaban enseñando me sentía muy contenta y con una gran paz en mi alma. Nunca dudé de las cosas que me enseñaron los misioneros, todo tenía sentido en mi corazón y mente.
Cuando acepté el evangelio me cambió la vida por completo. Aunque algunas cosas se me hicieron difícil, tuve la fortaleza de poder seguir adelante. Cuando uno tiene el evangelio en su vida, tiene la verdad en sus manos, y eso nos da la fortaleza de seguir adelante y manejar cualquier situación con amor y cuidado. Igual como yo noté diferencia en Oscar, mis amigos notan una diferencia en mi, y es algo que me da placer y orgullo. El evangelio me ha cambiada mi vida de una manera buena. A veces me pongo a pensar en mi vida sin el evangelio, y realizo que sin el evangelio, mi vida fuera triste y sin sentido. Cuando yo conocí la Iglesia de Jesucristo de los Santo de los Últimos Días, yo conocí la verdad, y realicé que yo soy una hija de Dios y el me mandó a este mundo para que aceptara su evangelio verdadero.
~Christina Alejandra Alvarado